Casa de niños (3-6 años)
El ambiente Montessori por excelencia, donde los niños viven la experiencia de aprender a través de la exploración y el trabajo con materiales diseñados para favorecer la concentración, la autonomía y el amor por el conocimiento. La disciplina positiva está presente en la vida diaria del aula, fomentando el respeto mutuo, la responsabilidad y la convivencia en comunidad. Aquí se construyen las bases del aprendizaje futuro y del desarrollo personal en un espacio bello, ordenado y lleno de posibilidades.
Premisas: Autonomía, exploración y aprendizaje con material manipulativo.
¿Qué aporta?: Autonomía, concentración, amor por el aprendizaje, desarrollo del pensamiento crítico y habilidades sociales basadas en el respeto.
Ratio: Hasta 12–14 niños.

En Casa de Niños, el aprendizaje gira en torno a la vida práctica, un área esencial que ofrece al niño la oportunidad de cuidar de sí mismo, de los demás y del entorno. A través de actividades como verter agua, preparar alimentos, ordenar materiales o cuidar plantas, los niños desarrollan autonomía, coordinación, concentración y un profundo sentido de pertenencia.
Una vez afianzadas estas bases y con el área sensorial controlada, se abre el camino hacia aprendizajes más abstractos. Es entonces cuando los niños exploran con entusiasmo Matemáticas y Lengua, partiendo siempre de la experiencia concreta y del material Montessori, que hace visible lo invisible. De este modo, conceptos como la suma, la resta, la lectura o la escritura surgen de forma natural, respetando el ritmo de cada niño y favoreciendo la confianza en sus propias capacidades.
Bilingüismo en Montivae
En Montivae entendemos el bilingüismo como un proceso vivo y respetuoso, que se da de manera natural en un ambiente preparado. Nuestro objetivo no es enseñar un idioma como una asignatura, sino ofrecer a los niños la posibilidad de vivir el inglés en su día a día.
En la Casa de Niños conviven dos lenguas: español e inglés. A través de la presencia de guías que se comunican en cada idioma, los niños escuchan, comprenden y poco a poco comienzan a expresarse en ambas lenguas. Las canciones, los cuentos, las rutinas cotidianas y las conversaciones del día a día se convierten en oportunidades reales de comunicación, sin presión ni comparaciones.
El bilingüismo se vive como un puente hacia el mundo, ampliando horizontes y ofreciendo a cada niño y niña la posibilidad de acercarse a otras culturas y formas de pensar. Lo que sembramos en estas edades es una relación positiva y espontánea con el idioma, que será la base para aprendizajes más formales en etapas posteriores.
